Un futuro sin jefes: de las empresas a las organizaciones descentralizadas
Quién no haya tenido una pelea con su jefe, que escriba el primer comentario. Las relaciones laborales son complicadas. Las grandes empresas están siendo cuestionadas por cómo eligen a sus empleados y premian el talento. A los ejecutivos se les exige transparencia y diversidad. Pero ahora la tecnología permite otro modelo, uno donde las empresas no tienen dueño.
Qué es una DAO
Las DAO son organizaciones autónomas descentralizadas. Se trata de un concepto que revuela el ecosistema cripto desde los principios de Bitcoin, pero que con el tiempo y con el desarrollo de plataformas como Ethereum, comenzó a ponerse en práctica.
La principal idea detrás de las DAO es que si Bitcoin puede eliminar a los intermediarios financieros, quizás los contratos inteligentes de tecnologías como Ethereum pueden eliminar el modelo jerárquico.
Este nuevo modelo se basa en que es posible programar una plataforma descentralizada que “dirija” una compañía. Esta pieza de software se encarga de que se respeten las reglas de la organización. Ya sea a la hora de contratar empleados, definir presupuestos o elegir cómo se va a publicitar su nuevo producto.
Estas nuevas organizaciones pueden ser completamente cerradas y funcionar sin intervención humana. Una flota de autos autónomos puede ser dirigida por una DAO que se encarga de administrar los fondos para pagar por la electricidad o el combustible y los arreglos a partir del dinero que se le cobra a los pasajeros. La DAO podría incluso tomar la decisión de adquirir nuevos vehículos para la flota y realizar otras inversiones.
Pero este escenario aún está lejos. Más cercanas son las DAO donde todos los involucrados toman decisiones sobre la organización a través de una plataforma de votación y discusión.
Siguiendo con el ejemplo de la empresa de transporte, las ganancias podrían ir a una cuenta que necesita de la autorización de la mayoría de los involucrados para aprobar un pago. Al igual que sucede con los algoritmos de consenso, la única forma de participar es siguiendo las reglas.
DAO para todos los gustos
Es posible considerar a Bitcoin como la primera DAO. En su caso, su principal servicio son las transacciones. A través de su protocolo colaboran nodos y mineros para operar y mantener la blockchain.
Pero como DAO, Bitcoin es sencilla. Su actividad se centra en qué guardar y qué no guardar en la blockchain. Con el tiempo, aparecieron organizaciones más complejas.
Dash es una de ellas. Si bien comenzó como un fork de Bitcoin que buscaba mejorar la privacidad de las transacciones, Dash introdujo un elemento que la consolidó como DAO: el 10% de las nuevas monedas generadas en cada bloque va a una cuenta especial. Estos fondos se usan para financiar nuevos desarrollos y el crecimiento de la organización.
En Dash cualquiera puede pagar 5 dash para crear una propuesta y pedir financiamiento. Los nodos maestros pueden votar qué propuestas aprobar y cuáles rechazar. Para esto deben congelar al menos 1.000 dash. Así, estos nodos tienen un incentivo para que la moneda de la red se aprecie y votar solo propuestas que aporten al crecimiento.
Así, hay diferentes DAO que implementaron distintos incentivos económicos para tomar gran variedad de decisiones colectivas. La mayoría lo hace para decidir qué hacer con los fondos comunes, pero también hay quienes se organizan para configurar las reglas de la DAO, administrar a sus miembros e incluso modificar el protocolo de la red.
Estos incentivos también varían. Una gran parte de las DAO se basa en la apreciación de su moneda para que los participantes voten correctamente, pero las hay también con sistemas de reputación o aquellas que, como Bitcoin, reparten parte de las ganancias entre los nodos conectados.
De alguna forma, todas siguen siendo experimentos. Pero cada intento allana el camino hacia un futuro con organizaciones diferentes a las que hoy conocemos. Puede tratarse de un futuro sin jefes o uno con miles de ellos.