¿Qué es y cómo funciona Bitcoin?
La primera criptomoneda, la fundadora. La que demostró que el dinero digital podía existir. Bitcoin marcó un antes y un después en la forma en la que entendemos el dinero y en este artículo te explicamos cómo funciona esta criptomoneda
Una revolución tecnológica
Frente a la pregunta “¿qué es Bitcoin?” existen variadas respuestas, cada una resaltando diferentes aspectos. Pero de todas esas respuestas (tales como criptomoneda, dinero, red, etc.) la primera respuesta que describe a Bitcoin es ser un protocolo. Bitcoin es un protocolo informático.
Al tratarse de un protocolo informático, Bitcoin, como cualquier protocolo informático, está programado para seguir un conjunto de reglas de forma segura, precisa y automática.
Además, se trata de un protocolo de código abierto, lo que significa que cualquiera puede revisarlo de forma independiente, por lo que sus reglas y funcionamiento se encuentra siempre a la vista de todo escrutinio público, es por eso que Bitcoin es un protocolo completamente transparente.
Ahora bien, ¿qué es lo que hace Bitcoin? En esencia, Bitcoin permite registrar transacciones tal y como se realiza en un libro contable. La característica peculiar de este libro contable es que se trata de uno distribuido y descentralizado.
En este libro contable, cualquiera puede agregar una transacción si dispone de fondos para hacerlo. Los fondos están denominados en bitcoin, la unidad de cuenta propia del protocolo. Y esto es lo que efectivamente tenemos al adquirir bitcoins: una cuenta con fondos disponibles para utilizar dentro del protocolo que está denominada en bitcoin.
Ser distribuido implica que este libro contable se encontrará disponible para todos aquellos que quieran participar de esta red. Para hacerlo, deben descargar el software de este protocolo en algún dispositivo compatible, volviéndose un nodo de la red de Bitcoin.
Además, al ser descentralizado, significa que no existe una entidad central superior, todos los nodos tienen igual poder sobre las decisiones que afectan a las reglas del protocolo. Todos los intentos previos de dinero digital fracasaron porque al existir una autoridad central, existía un único punto de falla, volviendo vulnerable al sistema.
Una cuestión de confianza
Satoshi Nakamoto, la figura anónima que publicó el whitepaper de esta tecnología el 28 de octubre de 2008 y lanzó su primera versión el 3 de enero de 2009 tenía claro su propósito: lograr crear una forma de dinero digital que no necesite de intermediarios para su funcionamiento.
Esto quiere decir que exista un método de verificación objetivo que permita a cualquier persona interactuar con él de forma segura, sin la necesidad de tener que depender de alguien más.
De esta manera, Satoshi debía resolver el problema del doble gasto: Si Bitcoin es un libro contable que permite a cualquier persona realizar transacciones, ¿cómo impedir que alguien gaste dos (o más) veces las mismas monedas?
Cuando se trata de dinero tradicional, la respuesta es sencilla: existe una entidad central encargada de garantizar la validez de las transacciones. Un Banco Central se encarga de que nadie gaste dos o más veces las mismas monedas, resolviendo este problema.
Con Bitcoin, Satoshi logró dar con un método objetivo para que cualquiera pueda verificar que nadie “haga trampa” y que el protocolo funcione como sus participantes quieran que lo haga.
Podemos empezar a ver una similitud entre esta tecnología y el oro: al tratarse de un metal natural, a través de un proceso químico objetivo, cualquiera puede verificar la pureza de una pieza de este metal. A su vez, basta con medir el peso del oro para conocer con exactitud la cantidad que se posee.
Un maravilloso reloj
En Bitcoin, las transacciones son empaquetadas dentro de un bloque que contiene una cierta cantidad de ellas (cuyo límite es 1 MB) y dicho bloque es posteriormente agregado a la red. De esta forma, cada bloque se va enlazando con el bloque anterior, dando lugar a una cadena de bloques, o blockchain en inglés.
Este bloque, para ser aceptado, debe ser validado por los nodos de la red. Esto es, que cumpla con las reglas del protocolo y que no existan transacciones que busquen gastar nuevamente bitcoins ya utilizados. De encontrarse, el bloque será invalidado por los propios participantes.
La clave de este método se encuentra en el hecho de que para crear un bloque es necesario consumir un recurso. Si fuese gratis, cualquiera podría crear bloques sin costo, lo que haría muy fácil sabotear la red creando bloques maliciosos de forma constante.
En el caso de Bitcoin, el recurso que hay que gastar para crear bloques es electricidad. Esto se consigue exigiéndole a quien quiera crear un bloque resolver un problema matemático.
Este problema solo se puede resolver mediante prueba y error, lo que implica necesariamente mantener funcionando un dispositivo hasta dar con la resolución del mismo. Este es el proceso que se conoce como minería.
La solución de este problema es una prueba irrefutable del gasto de energía realizado, una Prueba de Trabajo o Proof of Work en inglés, es una forma objetiva de obtener consenso entre desconocidos.
Solamente habiendo resuelto este problema es que alguien puede crear un bloque, y quienes se encargan de esto son los mineros. Ellos obtienen bitcoins como recompensa por la creación del bloque y comisiones de parte de los usuarios para que incluyan sus transacciones en dicho bloque.
Hoy en día, la recompensa por cada bloque se encuentra en 6,5 bitcoins por bloque, y el nivel de competencia para crearlos dio lugar al desarrollo de ASIC, computadoras específicamente diseñadas solo para resolver este problema.
La existencia de Bitcoin dio lugar a una revolución tecnológica de enormes proporciones. Esta criptomoneda fue la que permitió el desarrollo de toda una industria que gira en torno a esta tecnología.
Además, existen nuevas tecnologías desarrollándose sobre esta red a la vez que ya se trata de una moneda de curso legal, sin lugar a dudas, el futuro de esta criptomoneda es más brillante que nunca.