Oro digital: qué esperamos del dinero del futuro
Bitcoin se perfila como el dinero del futuro, pero para entender sus ventajas o su potencial primero es necesario entender qué es el dinero y qué consideramos “buen dinero”. Este no es más que la solución a un problema: cómo hacemos para intercambiar bienes sin volvernos locos. Pero es difícil llegar a una solución perfecta. Bitcoin marcó la llegada de una nueva forma de dinero, completamente digital. ¿Cumple con las expectativas?
Antes del dinero, el comercio era un caos
Previa a la existencia del dinero, que es una de las tecnologías más viejas de la humanidad, primaba el trueque. Este consiste en el intercambio de un bien por otro, pero a pesar de su aparente simpleza, es una práctica que no escala y enfrenta grandes problemas al querer abarcar las dimensiones de las economías modernas.
Para que un trueque tenga lugar se tienen que dar muchas coincidencias.
Primero, deben coincidir los bienes deseados. Para que una persona cambie un pollo por una cabra, la otra persona debe querer lo que esta tiene para ofrecer. De lo contrario, irá a buscar a quien lo tenga.
También deben coincidir los tiempos. No sirve que la persona haya querido una cabra en el pasado o vaya a quererla en el futuro. Ambos deben querer lo que el otro tiene en el mismo momento. La cosa ya resulta más complicada.
Pero no termina ahí: es necesario que también coincidan los montos. Si una cabra vale lo que cuatro pollos, la persona debe querer no uno, sino cuatro para entregar su cabra.
A esto se suma el problema de los precios. El precio es el registro histórico de las proporciones que se intercambiaron en el pasado. El precio no es lo que el vendedor pide o lo que indica la vidriera, sino sólo los intercambios que ya se hicieron. Este influye en los intercambios futuros porque las personas los usan de referencia a la hora de hacer negocios, pero no son una garantía y en el futuro puede ser diferente. En las economías donde prima el trueque, los pollos no tienen un solo precio, sino múltiples: un precio en cabras, otro en maíz, y otro más por cada bien que esté en el mercado. Llevar esos registros se vuelve imposible.
Todas estos requisitos hacen que el trueque sea una metodología de intercambio ineficiente y que se pierdan muchas oportunidades de negocio.
Queremos dinero, buen dinero
El dinero es una solución al problema del trueque. En resumen el dinero es un tercer bien que facilita los intercambios. El oro tomó este lugar en muchas sociedades, pero en aquellas que no había o era imposible extraerlo siempre se encontró una alternativa para resolver el problema.
A la hora de elegir un bien que funcione como dinero, las personas tienden a considerar distintas cualidades. En principio debe ser algo que sea duradero. El oro es bueno, los caracoles también. Pero usar un alimento perecedero se torna en un problema, porque ese dinero no puede ser guardado por mucho tiempo.
También se necesita encontrar un bien que sea divisible. Que pasa si usan un animal vivo, como el pollo, como moneda. No se puede dividir. Entonces es imposible pagar por algo que vale menos que una gallina con una gallina.
Otra cuestión es que este bien sea uniforme. Por esta razón, los diamantes, sacando de lado que tampoco son muy divisibles, son todos diferentes. Entonces uno pide un diamante que tenga tantos cortes, de tal forma y un diamante no es igual a cualquier otro diamante.
A su vez, queremos que el dinero sea difícil de robar, pero fácil de mover y fácil de almacenar. Aunque sea algo muy liviano, como las plumas, si necesita mucho espacio, implica un costo extra y la gente por lo general va a preferir usar otra cosa como dinero.
Por último debería ser un bien que sea fácil de vender y que tenga un valor estable. Nadie va a aceptar algo que al otro día valga la mitad.
Es muy difícil encontrar todos estos atributos en una forma de dinero. Pero son todos atributos que se contemplan y se buscan a la hora de decidir por una forma de dinero por sobre otra.
¿Por qué funciona Bitcoin?
Más allá de cumplir con las condiciones planteadas arriba, Bitcoin es un bien escaso ya que solo habrá 21 millones en total. Del dinero del futuro esperamos que no pueda ser generado con facilidad porque de lo contrario no funcionará como reserva de valor, queremos dinero duro.
Toda forma de dinero incentiva a generar más de ello. Y a medida que una forma de dinero se valoriza, quien la genere está incentivado a generar más. Las mineras tienen incentivos para extraer más oro, aunque más oro no modifique su utilidad y los gobiernos están incentivados a imprimir más billetes para aumentar su capacidad de financiación.
Otra gran ventaja es que los bitcoins no pueden ser falsificados. Los billetes están bien, pero solo pueden usar distintas técnicas para hacer más difícil la creación de billetes falsos. No existen los billetes infalsificables. Gracias a la criptografía, Bitcoin lo es. Esto no es un detalle menor si consideramos que hasta el oro puede ser falsificado, puede ser mezclado con otros materiales más baratos.
Pero lo que más diferencia a Bitcoin de otras formas de dinero anteriores es su resistencia al robo, la censura y la facilidad con la que pueden ser transportados. Al ser dinero digital, los bitcoins pueden ser enviados a cualquier persona del mundo por igual y quienes poseen bitcoins pueden llevarlos fácilmente a donde vayan, sin siquiera tener que “moverlos”. Los Bitcoins pueden ser asegurados fácilmente al distribuir sus contraseñas en distintos lugares, complicando a cualquiera que quiera obtenerla. Es, sin dudas uno de los activos más fáciles de resguardar, si se cuenta con algo de conocimiento técnico.
Si algo es seguro, el dinero del futuro será completamente digital y Bitcoin es el primer proyecto que encaró el desafío.